El mercado más árabe de París se vuelca con Marruecos

Antonio Torres del Cerro

Antonio Torres del Cerro

París, 13 dic (EFE).- "Qatar 2022 será para nosotros, Marruecos", exclama Sangar, un comerciante de ropa franco-marroquí que todos los martes y viernes acude al mercado más árabe de París, el de Belleville, donde egipcios, tunecinos y argelinos también apoyan a la selección magrebí en la víspera de su duelo ante Francia.

Situado en el este de París, en la confluencia de tres distritos (XX, XIX y XI), este popular mercado al aire libre se extiende por los boulevares de Belleville y Ménilmontant. El intenso naranja de las mandarinas marroquíes y portuguesas se intercala con olores de especias que evocan, por momentos, la atmósfera de los zocos.

En esta gélida mañana de diciembre el trasiego de gente en busca de productos de calidad a precios módicos es menor que en otras ocasiones, aunque rápidamente se presiente que la jornada no es una cualquiera.

A un poco más de 24 horas de que los leones del Atlas busquen una plaza en la final del Mundial de Qatar, muchos comerciantes árabes de Belleville ya vibran por el choque contra Francia, comenzando por los de origen marroquí.

"Soy francés y marroquí, tengo la doble nacionalidad, pero mañana esperamos sin duda la victoria de Marruecos. Pero si no gana, pues somos francesesen segundo lugar", cuenta a EFE Sangar, mientras cuelga una enorme bandera del país magrebí en su puesto ambulante.

Este vendedor de ropa está seguro que su selección será la primera de África que gane un mundial de fútbol, después de haber apeado a potencias como Bélgica, España o Portugal.

Ejemplo de la armonía entre los pueblos árabes representados en Belleville, otro vendedor de ropa, de origen tunecino, reflexiona sobre lo que representaba la inesperada presencia de Marruecos en Catar.

"Aquí hay una buena cohabitación entre todos, los que somos árabes, los que no también. El fútbol tiene esa cualidad de unir a las personas independientemente del origen. Es mejor no juzgar a primera vista", comenta el hombre, mientras da un sorbo a su café contenido en un vaso de papel.

UNA TORRE DE BABEL

Belleville es una especie de torre de Babel. Se escuchan el árabe y sus diferentes ramificaciones regionales, el francés, el chino, español y el portugués, sin olvidar lenguas locales del África subsahariana, como el wólof, hablado sobre todo en Senegal.

Entre el bullicio de las fruterías, pescaderías y verdulerías se mezclan también puestos de comida como los que venden "mhadjeb", una especie de crepe argelino a base de sémola que se rellena con una mezcla de cebolla, ajo, tomate, pimientos y especias.

El dueño de uno de esos puestos tuvo una original idea que resume la vida en común de los pueblos árabes del mercado: colgar juntas, una detrás de otra, las banderas de Egipto, Túnez, Argelia y Marruecos.

De hecho, las disputa entre estos dos últimos países vecinos, cuyos gobiernos están enfrentados por cuestiones de política exterior y por disputas territoriales desde que se independizasen de Francia a mediados del siglo XX, no parece haberse materializado entre argelinos y marroquíes de Belleville.

"Son los gobiernos los que se llevan mal, no nosotros, el pueblo. Mañana estoy con Marruecos", asevera un sonriente carnicero de origen argelino. EFE

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